En el mundo laboral nos podemos encontrar a diferentes tipos de clientes. Hay que tener en cuenta la forma de ser de cada uno para poder atenderlos de manera adecuada sin que perjudique a tus labores profesionales.

  • Cliente desconfiado

Hoy en día viendo la cantidad de estafas y engaños que hay la gente quiere estar seguro de lo que va a comprar, incluido nosotros. Es por eso que puede haber clientes desconfiados que nos costará convencer. Para ello tenemos que demostrar seguridad en lo que decimos, no podemos tener ninguna duda y le tenemos que trasmitir toda la información posible para que vea que somos de confianza

  • Cliente impaciente

Otro tipo de cliente es el impaciente. Estamos acostumbrados a tenerlo todo en el acto, por lo que a algunos se creen prioritarios y les cuesta esperar. Es importante hacerles saber que somos conscientes de su urgencia, darles toda la información necesaria siendo firmes y seguros de nosotros mismos. Nunca anteponer estos clientes a cualquier otro cliente.

  • Cliente amistoso

No todo el mundo está enfadado o tiene quejas sobre nuestros productos/servicios. Existen clientes amables y amistosos que nos hacen más fácil nuestro trabajo. Aun así hay que mantener una serie de pautas para tratar con este tipo de personas. No podemos exceder en la confianza, siempre mantendremos la relación de cliente/vendedor. Si vemos que se va por las ramas, haremos un resumen de lo hablado para que disimuladamente el cliente se centre en la decisión que debe de tomar.

  • Cliente agresivo

Lamentablemente hay muchos clientes de este tipo, que por razones desconocidas todo lo resumen al conflicto, normalmente en su día a día. Son los tipos de clientes más difíciles de llevar, los que nos consumen y dejan sin energía. Para tratar con clientes agresivos o también conocidos como clientes plomo, lo más importante es mantener la calma y asegurarse de que no se nos vengan encima. Escucharemos lo que tengan que decirnos y trataremos de explicarle todo lo que necesita saber con respeto y nunca poniéndonos en su mismo nivel de comportamiento. Hablaremos con seguridad y buscaremos soluciones rápidamente para que el cliente vea que tenemos la situación bajo control. Si el cliente no es rentable no vale la pena seguir insistiendo y lo más recomendable y sano sería “deshacerse” de él.

  • Cliente reservado

Por último tenemos a los clientes que son reservados. Ya sea por timidez o por desconfianza, este tipo de cliente no se comunica mucho con nosotros. Lo mejor es mostrarles un ambiente de confianza, para que se sientan cómodos y se animen a expresarse. Nunca alzar la voz o forzarles a responder, escucharemos sus opiniones y demostraremos especial interés.

 

Equipo de Trabajos.com