Hemos escuchado hablar sobre el síndrome de Estocolmo cuando una víctima de abusos y/o secuestro muestra cierta empatía con su secuestrador/abusador.  Si aplicamos esto al ámbito laboral, podríamos decir que la persona explotada laboralmente llegaría a tener un vínculo psico-emocional con el explotador, ya sea su jefe, compañero o algún superior, miembro de la empresa.

La diferencia entre este síndrome conocido como tal y la versión laboral,  es que en este último caso la víctima no ha sido forzada a esa situación, ya que el ingreso a la empresa ha sido totalmente voluntario. El empleado se mantendrá en esa situación  abusiva por diferentes razones, ya sea la incapacidad de dejar el trabajo por razones económicas, o por miedo a perder a esas personas a las que les tiene ese apego.

sindrome de Estocolmo

Cuando no somos respetados como cualquier persona se merece y las condiciones laborales como la cantidad de horas de nuestra jornada laboral y el salario que recibimos no se ajusta a nuestras responsabilidades pero aun así seguimos ejerciendo nuestro trabajos, es cuando tenemos que plantearnos ciertos cambios por nuestro bien. Algunos de los síntomas que nos indican que sufrimos este síndrome de Estocolmo son, principalmente, el sentir empatía hacia el superior abusador, cuando aparte de esto, como ya hemos mencionado, las condiciones laborales no son justas.

En estas situaciones la victima tiende a justificarse quitándole importancia a la situación que padece. Los argumentos que usa suelen ser el no tener otra opción laboral, el decir que sabe cómo sobrellevar la situación o la persona responsable y llega a acostumbrarse con el tiempo.

Si padece el síndrome de Estocolmo es importante salir de esta situación antes de que sea muy tarde, ya que el continuo abuso sufrido nos puede dejar secuelas como problemas de ansiedad o depresión.

Para ello tenemos que ser conscientes de que no estamos siendo tratados de forma adecuada y que lo estamos permitiéndolo. Una vez hemos reconocido, necesitamos hacer cambios, hablándolo con el jefe o cambiando de trabajo directamente. Para terminar recomendamos acudir a un profesional que nos ayudará a canalizar todo el daño psicológico sufrido.

Equipo de Trabajos.com